Después de los reiterados fracasos por instalar unos astilleros en Cádiz, tres socios del ultimo intento fallido (La Factoría Naval Gaditana) decidieron continuar y consiguieron por fin sacar adelante el proyecto. Se trataba de los hermanos Vea-Murguía ( Juan, Miguel y José) que con un capital social de cinco millones de Ptas constituyeron una sociedad que en los terrenos situados en el Barrio de S. Severiano, conocidos como la Punta de la Vaca o Los Corrales, y aprovechando los edificios de la La Exposición Marítima de 1888, consiguieron, con muchas dificultades, levantar el astillero. Este se inauguró el 23 de Julio de 1891. Fue un verdadero acontecimiento social. Más de 15.000 gaditanos visitaron las nuevas instalaciones. Después de tanto desearlo los gaditanos conseguían hacer realidad un sueño colectivo; tener un astillero por el que se creía que pasaba la prosperidad de una languidecente Cádiz. Aunque tuvieron que pasar algunos años, no se equivocaban en sus predicciones. El astillero se convirtió en el eje de la vida económica de Cádiz a lo largo de todo el S. XX.