Tras la Explosión del 47 el Astillero quedó destruido. Cerca de 2.500 trabajadores se vieron afectados por el cese de las actividades. El problema trascendía de lo económico para convertirse en social. Desde un principio tanto las autoridades locales como el propio Echevarrieta iniciaron gestiones tanto para satisfacer el salario de los obreros como para proporcionar recursos con los que rehacer la empresa. El 14 de Enero de 1951 el Consejo de Ministros, con el visto bueno de Franco, aprobó la incautación del Astillero para evitar su desaparición. La continuidad de la Factoría fue recibida con alborozo en la ciudad. Un Consejo de Incautación se hizo cargo de la factoría el 8 Febrero de 1951 iniciando de inmediato la reconstrucción del Astillero. Se edificaron nuevos talleres, se asfaltaron las carreteras internas, se levanto una nueva dirección, una nueva clínica, se instalaron retretes que hasta entonces se existían, se montó un comedor para los obreros, etc. La inversión rondó los 100 millones de Ptas. En Abril de 1952 se alcanzó un acuerdo con Echevarrieta por 6 millones de Ptas. para la compra definitiva del astillero por parte del Estado.
