A finales de 1886, el gobierno gestaba la construcción de una nueva escuadra que, por primera vez, pensaba encargar a astilleros nacionales. La Exposición Marítima en 1887 surgió para promocionar a Cádiz como candidata a esos encargos estatales. La Exposición  propició que una serie de capitalistas pensaran en Cádiz como una de las ciudades posibles para construir parte de esa proyectada  escuadra.  Con esa idea surgió la Factoría Naval Gaditana que estaba integrada por destacados representantes de la burguesía local. Cuando en Diciembre de 1887 el estado convocó el tan esperado concurso para la construcción de los primeros buques de guerra (tres cruceros para los arsenales estatales y otros tres, más tres cañoneras, para astilleros privados) aunque ya se habían dado los primeros pasos, se aceleraron las gestiones para constituir legalmente la nueva sociedad, cosa que ocurrió el 18/05/1888. La nueva sociedad, si conseguía el contrato,  pensaba levantar un Astillero aprovechando el terreno y los edificios de la pasada Exposición. Toda la ciudad se movilizó para que Cádiz fuese la elegida. Pero todo se vino a bajo cuando el gobierno concedió los cruceros a Bilbao.

El desengaño en la ciudad fue mayúsculo, llegándose a organizar manifestaciones multitudinarias.  Tras  el fracaso la Factoría Naval Gaditana se disolvió (5/10/1888).  Pero no todo estaba perdido. Pocos meses después, tres antiguos miembros de la misma, los hermanos Vea-Murguía, decidieron tirar para delante solos y anunciaron la creación de una nueva sociedad. Comenzaba una apasionante historia.